Escuela de Periodismo cierra trigésimo aniversario en la Feria Internacional del Libro de Santiago
La unidad académica culminó sus celebraciones con el lanzamiento oficial de la “Colección de los 30 años” en FILSA 2025.
La Escuela de Periodismo de la PUCV finalizó el mes de noviembre con su participación en la Feria Internacional del Libro de Santiago 2025 (FILSA). En el marco del cierre de las celebraciones de su trigésimo aniversario, la unidad académica presentó junto a la editorial Ediciones PUCV la “Colección de los 30 años”, compuesta por las publicaciones El dolor del usuario, del profesor Juan Carlos Camus, y Locos por la imagen, del académico Enrique Aimone.
El evento, realizado el sábado 29 de noviembre en la Sala Camilo Mori del Centro Cultural Estación Mapocho, contó con la presencia de estudiantes, profesores y público general. La actividad se inició con la intervención del director de la Escuela de Periodismo, Claudio Elórtegui, quien entregó una introducción general a ambas obras.
“Son dos libros que para nosotros representan una complementación. Representan también un momento de mantenerse, reflexionar y aportar dentro de lo que es un contexto histórico, socio-histórico que ambos textos preservan para explicarnos en el momento manifestado”, comentó Elórtegui.
De esta manera, destacó que el libro de Juan Carlos Camus se orienta a comprender los procesos y la formulación de proyectos en entornos digitales, ofreciendo claves para ejecutar acciones que mejoren la experiencia de usuario. Según señaló, El dolor del usuario es “un texto orientador de cómo comprender, pero también ejecutar, los elementos propios de la realidad digital”.
Asimismo, comentó que la obra de Enrique Aimone aborda las audiencias desde una perspectiva interdisciplinaria, recurriendo a la neurociencia y a diversas teorías de la Comunicación para profundizar en las fascinaciones que generan los contenidos mediáticos. Indicó que Locos por la Imagen ofrece un recorrido accesible que permite comprender fenómenos complejos de manera cercana.
Principios y proyecciones de “El dolor del Usuario”
Juan Carlos Camus es periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile, cuenta con una amplia trayectoria en el mundo periodístico y comunicacional, y a día de hoy realiza clases en diversas universidades, entre ellas en el área de Formación Continua de la Escuela de Periodismo PUCV. Conocido por sus libros Cien elementos que debe tener un sitio web y Tienes 5 segundos, ambos centrados en la gestión y construcción de contenidos digitales. Asimismo, fue coautor de las dos ediciones de la Guía para el Desarrollo de Sitios Web del Gobierno de Chile.
“Soy una persona que le tocó estudiar para una industria que no se había inventado cuando estaba estudiando. Por lo tanto, la parte de los códigos que yo tenía no se podía mostrar. Una de las cosas que hago con este libro es responder esa pregunta: si hoy día quisiera ver cuál es el camino. Eso es lo que intenta responder este libro y por eso tiene principios. Los principios son permanentes”, reflexiona Camus.
Juan Carlos explicó que su obra busca ofrecer herramientas capaces de mantenerse vigentes incluso frente a los cambios constantes del software y las tecnologías. Enfatizó que el eje central está en comprender a las personas que interactúan con los sistemas digitales y en cómo esa mirada permite diseñar experiencias tanto coherentes, como sostenibles en el tiempo.
El autor señaló también que los profesionales jóvenes serán quienes definan las reglas de los nuevos entornos digitales, en especial aquellos vinculados a la Inteligencia Artificial Generativa. Agregó que asumir ese desafío implica desarrollar soluciones, plataformas y experiencias que contribuyan a orientar el mundo que recibirán las próximas generaciones.
¿Por qué seguimos “locos por la imagen”?
Enrique Aimone es abogado y periodista, académico de la Escuela de Periodismo PUCV, y actualmente es el vicepresidente de la Asociación Nacional de Televisión (ANATEL). Ha desarrollado una destacada trayectoria en ambas universidades, donde imparte cátedras de semiótica, ética y legislación periodística, además de audiencias e industria de medios. Cuenta con diversas publicaciones en semiología, sobre todo referidos al fenómeno de las telenovelas.
Aimone señaló que, aunque en su obra se refiere a Locos por la Imagen, este concepto funciona como sinónimo de contenidos audiovisuales que circulan permanentemente en distintos medios. Al enfrentarnos a ellos, buscamos de manera inconsciente diversas cosas, entre ellas emociones, que constituyen el primer impulso de toda experiencia audiovisual. Desde el miedo hasta el amor, las emociones han permitido la supervivencia de la especie y continúan operando como un motor que nos conecta con lo que vemos en pantalla.
Sostuvo que esta búsqueda de emociones explica fenómenos como el consumo masivo de contenidos policiales o narrativas de crimen, que generan empatía, descarga emocional y altos niveles de interés, incluso cuando las personas rechazan racionalmente la violencia. De igual modo, las emociones asociadas al placer activan mecanismos cerebrales vinculados al sistema de recompensa, lo que también sostiene el atractivo de la ficción y la figura del “vicariante”.
Asimismo, el académico añadió que nuestra especie no está preparada para administrar la abundancia, razón por la cual tendemos a consumir sin límite cuando los contenidos se presentan de forma inagotable. En ese contexto, indicó que los algoritmos aprovechan esa disposición evolutiva, manteniendo a las audiencias en ciclos constantes de actualización y consumo.
“Vamos dando varias pistas de por qué nos gusta la imagen. ¿Por qué estamos locos con las imágenes? Por el contenido. Porque nos lleva a experimentar emociones aceptables, que nos hace sentir vivos, nos ayuda a resolver y evadir los problemas de la vida cotidiana y nos permite participar en esa vida cotidiana, haciéndonos parte de una comunidad”, concluyó Aimone.
La jornada concluyó en el stand de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, donde los autores firmaron ejemplares y dialogaron con estudiantes, docentes y público general. Entre fotografías, preguntas y conversaciones espontáneas, el cierre permitió extender las discusiones del panel, llevándolas a un espacio más participativo.