Beneficios y desafíos de la Inteligencia Artificial en Comunicación
La IA ha redefinido los límites de la comunicación tanto a nivel personal como profesional, implicando también grandes retos a partir de la propagación de desinformación, pérdida de empleos y sesgos algorítmicos.
Hoy en día no caben dudas de que la rápida irrupción y masificación de la Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado la manera en que las personas y las organizaciones interactúan. Desde la automatización de tareas rutinarias hasta la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, la IA está redefiniendo los límites de la comunicación en el ámbito personal y profesional, permitiendo una mayor personalización en los mensajes, mejor eficiencia en la transmisión de información y una accesibilidad sin precedentes para los usuarios de todo el mundo.
En cuanto a la personalización de las comunicaciones, los sistemas inteligentes pueden analizar preferencias individuales y ajustar los mensajes para que se adapten mejor a las necesidades y deseos de cada usuario. Así, las plataformas de marketing digital y los asistentes virtuales utilizan algoritmos para ofrecer recomendaciones y respuestas personalizadas, adaptando la comunicación a escala masiva y mejorando la relación entre las empresas y los clientes con mensajes más relevantes y efectivos.
Otro aspecto relevante de la influencia de la IA en las comunicaciones es la capacidad de automatizar tareas repetitivas. Las empresas utilizan chatbots y asistentes virtuales para gestionar grandes volúmenes de consultas de clientes, proporcionando respuestas inmediatas y eficientes. Esto no solo ahorra tiempo y recursos, sino que también permite una atención al cliente continua, disponible las 24 horas del día, mejorando así la experiencia del usuario.
Camila Buzzo Meneses, profesora del Magíster en Comunicación y del Diploma en Inteligencia Artificial para Periodistas de la Escuela de Periodismo PUCV, analiza su avance “como revolucionario y vertiginoso, pero también como una tremenda oportunidad para nuestra disciplina. En el último tiempo se ha transformado radicalmente el cómo creamos, distribuimos y consumimos información, lo que nos pone en un escenario bien particular que nos obliga a repensar constantemente nuestras prácticas periodísticas y comunicacionales, adaptándonos a este panorama mediático en constante evolución”.
De esta forma, la automatización también presenta desafíos éticos y sociales. La IA, al encargarse de tareas previamente realizadas por humanos, plantea la posibilidad de reducir puestos de trabajo en ciertos sectores, especialmente en aquellos relacionados con el servicio al cliente y la gestión de información. Al mismo tiempo, la sobredependencia en sistemas automáticos puede generar respuestas que carezcan de la empatía y el juicio humano, afectando negativamente las interacciones donde la sensibilidad es crucial.
En el campo de las redes sociales y los medios de comunicación, la Inteligencia Artificial también juega un papel determinante en la difusión de contenido. Los algoritmos inteligentes son responsables de personalizar los feeds de noticias, sugiriendo contenido basado en los intereses y comportamientos del usuario. No obstante, este proceso de automatización ha generado preocupaciones sobre la creación de burbujas informativas, donde los usuarios sólo están expuestos a opiniones y contenido que refuerzan sus creencias preexistentes.
“Los mayores beneficios de la IA en las comunicaciones van por el lado de la agilización en la creación de contenidos, su personalización para distintas audiencias, la automatización de tareas rutinarias -como la transcripción-, el análisis de datos masivos y la mejora en la accesibilidad de la información. Sin embargo, enfrentamos desafíos significativos como la propagación de desinformación, la creación de deepfakes, la pérdida de empleos en ciertos sectores, los sesgos algorítmicos (de género, raciales, étnicos, religiosos, etc.) y las preocupaciones sobre la privacidad y la ética. Nuestro reto principal es aprovechar el potencial de la IA mientras se mitigan estos riesgos, lo que requiere una colaboración estrecha entre especialistas en tecnología, comunicadores, legisladores y la sociedad civil”, finalizó la profesora Buzzo.