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David Guzmán Storey, ex alumno: “Se nota cuando hay un periodista detrás de un documental”

25 de Marzo 2020

Rancagüino, egresado de nuestra Escuela, David Guzmán, se desempeña como director periodístico en la productora Glaciar Films.

Su carrera profesional la ha desarrollado en el ámbito audiovisual y hoy está dedicado a la creación de documentales, entre ellos la recientemente estrenada serie, Tráfico Ilícito, que se exhibe los sábados en La Red TV a las 23 horas. Gracias a una plataforma de videoconferencia, conversamos con él sobre las producciones en las que ha participado, sobre cómo funciona la industria cinematográfica en Chile y el aporte de los periodistas en el rubro.

¿Cómo llegaste a trabajar en Glaciar Films?

La vuelta es bien larga: cuando salí de la universidad, hice la práctica en una productora audiovisual que está en Valparaíso que se llama Dereojo Comunicaciones. Tenía la inquietud de trabajar en documental porque no lo había explorado mucho en la universidad. Sí, lo que habíamos hecho era ver documentales y eso me había llamado mucho la atención. Me acuerdo que en ese tiempo ví The Devil and Daniel Johnston, no es un documental periodístico o de investigación, era algo mucho más musical y emotivo, pero ahí me dí cuenta de que el género me atraía mucho, así que trate de irme encaminando en esa área. Pero, en ese tiempo, no había mucho donde hacerlo, entonces, caché que esta productora hacía documentales e hicieron una convocatoria para practicantes y entré. Lo que me tocó hacer ahí fue postular a fondos y fue súper complejo porque no era que te instruyeran mucho o que te dieran un manual de cómo hacer tu práctica, era mucho más ir a los leones. Me acuerdo que me ponía una tarde a conversar con Patricio Muñoz, que era el director, me contaba un par de ideas y yo a eso tenía que darle forma de proyecto que se iba a postular a un fondo, entonces, era algo muy desafiante para un cabro de como 22 años. Si al proyecto le iba bien, tú entrabas automáticamente al proyecto y eso fue lo que pasó, postulé un proyecto que se llamaba Etnográfica que era sobre música endémica de Chile, el gran grueso del contenido de la serie lo hice yo y como ganó, me dijeron que estaba dentro del equipo. Esa fue la primera serie en la que trabajé que se estrenó en televisión abierta y parece que les gustó mi trabajo porque me ofrecieron más proyectos que conseguían fondos, principalmente, el Fondart Audiovisual y ahí fuí conociendo más, hicimos, por ejemplo, hDGch-Historia del diseño gráfico en Chile, que es una serie que estuvo nominada a los premios Altazor. En eso estuve como cuatro o cinco años, luego, por distintos motivos personales y laborales me quise ir a Santiago y buscar donde poder escribir un poco más, quería explorar otras cosas, no quería quedarme con esa curiosidad inconclusa. Así que dejé el documental e hice un curso de un año de publicidad, uno de los profesores de esa escuela me llevó a su agencia y trabajé como redactor creativo, ahí estuve un año, tuve que hacer campañas publicitarias en el área digital, era una pega entretenida, pero había algunas cosas que no me gustaban tanto. Y pasó que justo había vuelto hace muy poco a Chile Diego Breit, que es el fundador y director de Glaciar Films, se había ido a estudiar cine a Viena y nos habíamos reencontrado en Rancagua, de donde ambos somos. Él había estrenado un cortometraje en el Cinemark de Rancagua e invitó a los ex compañeros de colegio y ahí retomamos contacto. En ese tiempo, desde el colegio donde estudiamos nos llamaron por teléfono a ambos y nos preguntan si podemos entregarle una idea de proyecto para hacer un documental por el aniversario del colegio. Ahí cachamos que quizás podríamos entregar algo juntos y eso fue lo que hicimos y aceptaron la propuesta. Además, yo a Diego lo había propuesto en mi agencia para que hiciera una publicidad, entonces, fueron dos pegas en las que trabajamos juntos que fueron muy puntuales, pero vimos que creativamente nos complementamos muy bien, así que Diego me propone ir a trabajar con él. Y ahí parte esta etapa autoral de Glaciar Films, antes Diego se había dedicado a levantar la productora con clientes. La idea de irnos a trabajar juntos era crear nuestros propios proyectos y trabajar temas que nos interesan. En ese momento Glaciar Films éramos Diego y yo, dos ex compañeros de colegio arrendando una pieza en Alcántara, me acuerdo, en una casa con dos escritorios y una estufa. Empezamos a cachar temáticas que salían de trabajos que estábamos haciendo para el Consejo de Monumentos Nacionales, con ellos hicimos una serie documental web en los que abordamos distintos monumentos nacionales de Chile en un formato muy sencillo de cápsulas documentales de 2 a 5 minutos. Y a partir de eso fuimos conociendo algunos temas como el del Pelagornis chilensis, un ave fósil que se excavó ilegalmente en Caldera y se traficó a Tucson, Estados Unidos y después a Frankfurt, Alemania. Pensamos “hagamos un documental de esto porque es una historia increíble” y al empezar a investigar nos dimos cuenta que había otros bienes patrimoniales en Chile que están formando parte de un mercado negro a nivel internacional.

Rodaje de la serie Chiloé

En paralelo, empezamos escribir Chiloé, que es otro proyecto de serie documental sobre la arquitectura del archipiélago, de las iglesias, en particular, y postulamos también a un fondo que nos iba a financiar la investigación de una serie documental sobre arquitectura global (Civilization).

Eso fue lo que hicimos en los primeros dos años que trabajamos juntos y ganamos los tres fondos en simultáneo. Esa cuestión fue de locos porque es muy raro que te ganes tres fondos grandes al mismo tiempo y a nosotros nos pasó: nos ganamos el CNTV para hacer Tráfico Ilícito; nos ganamos un fondo de arquitectura para grabar Chiloé; y nos ganamos un CORFO para hacer la investigación de Civilization. Estábamos muy contentos y la productora se fue armando rápido, lo malo fue que en algún momento estuvimos sobrepasados de pega, pero era mejor eso que nada. Ahí creció el equipo entró una productora y gente partime que trabajó como montajista. Yo creo que ahí tomó un poco más de forma la productora y nos lanzamos primero con Chiloé, fue la primera serie que hicimos después Tráfico Ilícito y ahora y ahora estamos en la preproducción de Civilization.

¿Cómo ves tú el escenario de la industria audiovisual en Chile?

Yo encuentro que en este momento el cine documental está “compitiendo” -no es una palabra muy amigable, pero en el fondo es así- con el cine de ficción, con las películas convencionales e incluso con los nuevos formatos con los documentales interactivos, con videojuegos. Hay líneas de postulación en el Fondart sobre todo en las que el presupuesto total de este fondo se reparte en estas líneas. Yo creo que en Chile hay buenos fondos, pero uno de los problemas es que no salen con mucha periodicidad, en Austria, por ejemplo, hay fondos que salen dos veces al año y acá en Chile salen una sola vez, o sea si te va mal, pierdes un año completo y eso a veces no es muy amigable. También está CORFO que yo encuentro que es un fondo ideal para el desarrollo de proyectos, o sea, cuando tú tienes una idea que necesita tener una buena investigación y necesitas hacer un teaser, un piloto, te permite eso. El otro es CNTV que hoy en día es el único fondo al que uno puede aspirar para financiar series de televisión de una producción de gran envergadura, no hay otro fondo en este momento para eso.

Yo creo que en esos tres fondos, más o menos, se mueve la industria a nivel general. Encuentro que son buenos fondos cuándo te atañes al presupuesto que te entregan, pero está cada vez más gente postulando a estos fondos, por eso está complejo porque está un poco saturado. No sé si ya se están abriendo nuevas formas de financiar proyectos, pero sí está la necesidad de buscarlas. Creo que si uno sigue dependiendo de estos tres fondos, se va a complejizar mucho la industria, de partida porque no está muy desarrollada todavía y porque hay mucha gente con ideas, hay cada vez más egresados de escuelas de cine, de periodismo y los fondos siguen siendo los mismos. De hecho, el CNTV el año pasado casi hace un recorte de presupuesto importante y gracias a la respuesta de la Asociación de Productoras Independientes, la API, se logró restituir esos fondos.

¿Cuáles crees que son las ventajas y desventajas que tiene tu trabajo?

Voy a partir por las desventajas: yo creo que uno cuando empieza a explorar este rubro, ya se da cuenta de las cosas que vas a tener que estar dispuesto a aceptar y asumir. Creo que para mucha gente es difícil no trabajar con contrato fijo, en el área es difícil trabajar con contrato, la mayoría lo hace con boletas de honorarios y ahí hay que desarrollar una responsabilidad con uno mismo, con tus cotizaciones, con tu previsión de salud, tú eso. Además, es difícil que tengas un sueldo homogéneo los 12 meses del año, eso puede variar de acuerdo a la cantidad de proyectos que estés ejecutando, si haces trabajos con clientes en paralelo, por ejemplo, haciendo videos corporativos, publicidad, trabajo para empresas, para organismos estatales, eso es muy variable. Hay productoras que te puedan hacer un contrato y que te entregan un sueldo fijo mensual, ocurre, pero son las menos. Ahora si estás dispuesto a “vivir así”, yo creo que las ventajas se disfrutan mucho, por ejemplo, ser tu propio jefe, que nadie te diga qué es lo que tienes que hacer, sino que tienes plena libertad de concretar tus ideas. Eso también tiene un desafío, hay que ser súper responsable para hacer tus propias ideas y tus propios proyectos porque nadie te “paquea” y si no tienes la metodicidad ni el hábito de ir avanzando de acuerdo a tus propósitos, con un cronograma, puede que el proyecto de empresa no avance como quisieras. Yo creo que esas podrían ser las grandes ventajas y desventajas: no entras en el sistema, pero si lo haces de buena manera pasa a ser una ventaja tener esa libertad.

¿Hay muchos periodistas haciendo lo mismo que tú?

Es atípico. Yo sé que hay más periodistas haciendo la misma pega que hago yo, pero no los conozco. Yo creo que no se da tanto porque son pocas las productoras que tienen este modelo de equipo en el cine documental, que es un director de cine y un director periodístico o un periodista investigador, este es el modelo básico que formamos Diego y yo, él se encarga de la cinematografía, de la parte más artística y yo de los contenidos. Eso no significa que ambos nos excluyamos mutuamente, Diego está muy al tanto de los contenidos, de repente hay decisiones que en ese sentido las toma él y al revés también, yo a veces también tomo una cámara y hago algunos planos durante un rodaje o le doy mi opinión sobre el tratamiento audiovisual de alguna producción. Pero, en general, creo que este modelo nos ha funcionado súper bien y no lo veo mucho en la industria del documental, creo que lo que se da mayormente es la idea del director-autor, el director que tiene un interés o tiene una historia personal que la transforma en un documental y cómo es tan autoral, tan suya, a veces como que prescinde del periodista. Pero cuando se hace una producción que requiere mucha investigación toma mucho sentido que haya un periodista en el equipo y eso se nota, se nota cuando inviertes parte del presupuesto en eso, cuando terminas de ver un documental y sientes que aprendiste mucho es muy probable que haya habido un periodista detrás de esa producción.

De los trabajos de investigación que has realizado ¿Cuál te ha gustado o impactado por sobre los otros?

Nunca me lo había preguntado. Yo creo que quizás es un poco injusto jerarquizarlos porque han sido todos temas distintos. Por ejemplo, Chiloé es una serie sobre arquitectura, pero a medida que fue avanzando la investigación cachamos que no teníamos que hacer una serie sobre la disciplina, sino sobre una cultura que vive y gira en torno a la arquitectura en madera, eso fue un descubrimiento, como que no lo teníamos claro, incluso cuando ya nos habíamos ganado el fondo. Yo creo que cuando pasan esas cosas se podría considerar como una epifanía o un disfrute de tu pega.

David en el cráter Berringer en Arizona, Estados Unidos, David durante el rodaje de la serie Tráfico Ilícito

Y en Tráfico Ilícito fue un goce distinto, ahí lo que más me fascinó fue poder haber llegado a hablar con personas que en algún minuto consideramos imposibles de contactar y que se abrieron muy bien a nuestra investigación. Tu cachai que es una serie que habla de mercado negro, como que te imaginas que va a ser difícil conseguir ciertos testimonios, pero hubo gente clave que se abrió súper bien y nos contó cosas increíbles, por ejemplo, en el capítulo de las momias Chinchorro logramos hablar con Jaime Quinteros, un ariqueño que se dedicó toda su vida a saquear cementerios precolombinos en Arica, que es la primera persona que estuvo presa por ese tipo de delitos y, claro, tú te imaginas que él no va a querer hablar. No teníamos su número de teléfono, solamente teníamos como referencia un reportaje en la revista Paula, me acuerdo que Ivonne Becerra que es ex alumna también de la Escuela y que hizo la práctica con nosotros nos ayudó a conseguir el contacto. Al final llegamos a su casa en Arica sin tanta producción y nos abrió la puerta, le contamos lo que estábamos haciendo y fue súper acogedor, nos dio la entrevista, hablamos toda la tarde con él. En el otro polo, por ejemplo, en Estados Unidos, en Tucson, logramos entrevistar a David Bernstein, que es el mayor dealer de arte precolombino en el mundo, nosotros habíamos leído sobre él en El Mercurio, que había sido buscado por la Policía de Investigaciones, que estaba metido en unos rollos por la venta de unas máscaras de oro diaguita que habían salido de Chile y él también nos contó todo, toda su versión de lo que involucra su actividad de comercio. En este rodaje hablamos con Robert Haag que es un dealer de meteoritos, el mayor dealer de meteoritos, él fue muy ambiguo en la preproducción, nos mandamos mails con un rango de tiempo de 2 meses en las respuestas y de repente nos respondía y cuando estábamos allá fue como “ya, mandemosle un correo” y nos respondió, nos juntamos al otro día, él nos dio como punto de referencia un restaurante, nosotros pensábamos que íbamos a comer con él y nos tocó la bocina desde la calle de afuera del restaurante para que fuéramos a la parte de atrás de su casa rodante para tener ahí la entrevista y fuimos y hablamos con él. Estas son como joyas, encuentro que son joyitas que tiene la serie, el haber podido llegar a ese tipo de personajes, que son súper lúdicos para hablar y que, a veces, uno los encierra en un estereotipo, pero tengan o no una visión que tú compartas, tienen una mirada, un espectro del escenario del comercio de bienes patrimoniales del que igual puedes aprender mucho y sacar tus propias conclusiones a tal nivel que el bueno y el malo de la película se relativizan hasta cierto punto.

Con Civilization es distinto porque el impacto o el goce está en el dimensionar que si la arquitectura no es parte de los desafíos que están siendo urgentes para la humanidad, probablemente no haya un punto de retorno. La serie se trata de proyectos de arquitectura que estén atendiendo a los grandes desafíos para la civilización y que están tratando de proponer soluciones al respecto sobre temas, por ejemplo, como el aumento del nivel del mar, los desastres naturales de las costas de los países que están más vulnerables; el problema campos de refugiados que ahora cada vez son más en el mundo, cómo convertirlos en ciudades transitorias y no en lugares donde la gente padezca carencias; la sobrepoblación en las ciudades y la vivienda social, ahí estamos trabajando con Alejandro Aravena; colonización espacial, parece que en algún momento vamos a tener que salir; y en fin, todos estos temas que a veces uno piensa que le competen a los políticos, a las esferas de poder, a las fundaciones, a las ONG, a los científicos, pero la arquitectura tiene proyectos muy interesantes de impacto global que efectivamente pueden llegar a ser soluciones.

Es difícil, de acuerdo a esa diferenciación de contenidos, decidir qué investigación me ha impactado más cachai. Yo creo que es un impacto tan distinto que al final están todos a un nivel parecido, pero con aristas muy diferentes.

Sobre la serie que hace poco estrenaron en televisión abierta, Tráfico Ilícito: hay capítulos sobre temas muy variados ¿Qué idea de patrimonio tenían para seleccionar los temas?

En general, cuando uno habla de patrimonio como que da lata, es una palabra que da lata, suena como a una institución gubernamental, a museos aburridos, a mí por lo menos me pasaba eso cuando no cachaba nada este tema, para mí era como un contenido pesado, como un ladrillo de información. Después te das cuenta que no es así, cuando cachai que hay muchos tipos de patrimonio, que en el fondo te pertenecen por el solo hecho de ser ciudadano, o sea, si nos vamos a la definición de patrimonio es un conjunto de bienes que te representan.

La serie Tráfico Ilícito se transmite los sábados a las 23 horas en La Red TV

Nosotros llegamos primero el tema de los fósiles que están considerados como un bien patrimonial, están protegidos bajo la ley que protege a los bienes arqueológicos, eso quiere decir que si tú encuentras un fósil, no te pertenece, le pertenece al Estado. Lo primero que nosotros buscamos fueron bienes que estuvieran protegidos y que formaran parte de un mercado ilícito y así cachamos los fósiles, las momias Chinchorro, la madera de Alerce , lo mismo que las vicuñas, que son una especie protegida además por la comunidad Aymara. Entonces, el espectro de lo que uno considera patrimonio se empieza abrir porque es interesante darse cuenta cuando, por ejemplo, en el caso del Alerce, esta es un especie sólo crece en Chile y un poco en Argentina, en ninguna otra parte del mundo, es el segundo árbol más longevo del mundo y que te permite hacer estudios dendrocronológicos, a través de los anillos de la madera se puede estudiar el clima de hace un montón de años atrás; las momias Chinchorro son las más antiguas del mundo y también solamente están en Chile y Perú; las vicuñas, que son animales silvestres originarias del altiplano y no están de forma natural en otra parte del mundo. En fin, además de ser únicos en el mundo, tienen un trasfondo cultural que hay en torno a ellos y eso yo creo que es emotivo y conmueve, o al menos eso esperamos nosotros. Por ejemplo, cuando tú conoces la relación que tienen los Aymara con la vicuña, es una cuestión súper emotiva cuando conoces todo lo que está pasando en el altiplano porque se está despoblando, que es uno de los motivos por los que las comunidades Aymara no pueden aprovechar la fibra de la vicuña de una manera sustentable, que es lo que hicieron durante mucho tiempo, pero dejó de funcionar porque las condiciones de vida en el altiplano son muy precarias; cuando conoces las momias Chinchorro y entiendes que lo hacían como una respuesta al dolor del duelo y que quizás fue la primera muestra material de amor en la historia la humanidad; cuando cachai que con los meteoritos se puede estudiar el origen de la vida, responder preguntas científicas y adentrarte en algunas de tipo filosófico. Cuando junto con entregar una información científica y netamente descriptiva de estos bienes también adjuntas una descripción emotiva, eso yo creo que es una mezcla que tiene la serie, que hace que el patrimonio deje de ser esta cuestión dura, fome y que se convierte en algo que tú empiezas a sentir como tuyo, es difícil que tú cuides algo que si no tienes una relación de de afecto o de querer protegerlo. Me acuerdo que una vez me entrevistó a un niño para una serie sobre patrimonio para niños y él me hacía varias preguntas sobre esto mismo y él me preguntaba por qué tenemos que cuidar el patrimonio, yo le dije “bueno, me imagino que tú tienes muchos juguetes, tus camisetas de fútbol favoritas y me imagino que las cuidas y te daría mucha pena si las pierdes o si alguien te las roba” y me decía que sí, bueno, eso pasa porque el cariño que le tienes a estos objetos haces hace que lo sientas parte de ti, eso es un poco a lo que la serie aspira, a hacer que esto a la gente le importe, o solamente admirar los objetos, tratar de que también se sientan dueños por ese lazo emocional, la serie no se trata solamente del comercio de estos bienes, sino también de del por qué nosotros como realizadores creemos que qué les podría importar y para elaborar eso tratamos de conmover.

Foto principal: David en Londres en la grabación del teaser de Civilization.