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Alumni Fabiana Rodríguez-Pastene recibió premio Periodismo, Memoria y DDHH 2021

28 de Diciembre 2021

La periodista co-editó Chile despertó. La rebelión de la dignidad, libro que recoge los hechos que marcaron el estallido social a través de la fotografía.

El estallido social que inició en octubre del 2019, define un antes y un después en la historia reciente de nuestro país. En el marco de este clivaje, las redes sociales jugaron un rol fundamental, puesto que las imágenes actuaron como redes de indignación, empatía y esperanza al retratar las diferentes realidades, acercando a las personas a través de sus propios registros. 

Según la periodista y magíster en Historia, Fabiana Rodríguez-Pastene, el aporte del fotoperiodismo es vital “para registrar hacia el futuro, a las nuevas generaciones, y no olvidar”.

Fabiana es ex alumna de la Escuela de Periodismo y, junto a sus colegas, Manuel Délano y Karen Trajtemberg, docentes de la Universidad Adolfo Ibáñez, recibió un premio en la categoría profesional por la edición del libro de fotoperiodismo Chile despertó. La rebelión de la dignidad, que ofrece una mirada integral y extensa del estallido narrada por las capturas de sus protagonistas en 18 ciudades del país.

El certamen de Periodismo, Memoria y DDHH 2021 fue organizado por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y el Colegio de Periodistas de Chile, contando con un reconocido jurado especializado. 

En cuanto a la recaudación por las ventas del libro, junto a editorial Catalonia decidieron donarlas a Fabiola Campillai, quien perdió la vista, el olfato y el gusto en pleno estallido al ser impactada por una bomba lacrimógena en su rostro. Cabe destacar, que hoy es senadora independiente electa.

¿Qué papel juega el periodismo en la defensa de los DDHH, especialmente considerando la historia reciente de nuestro país? 

Es fundamental. Siempre le digo a mis alumnos que el periodismo tiene que ser la voz de los que no la tienen y el fiscalizador del poder, lo que es importante para tener una democracia sana que no puede ser concebida sin un respeto irrestricto a los derechos humanos, sin importar situación o contexto; y el periodismo garantiza a través de una actitud vigilante, rigurosa y comprometida en el ejercicio del rol social este respeto.

A medida que existe este periodismo y una prensa que se puede expresar libremente, también se evitan estas violaciones. Los potenciales violadores o abusadores de estos derechos lo pensarían dos veces si supieran que hay una prensa vigilante que va a exponer que comprometieron el honor y la dignidad de una persona.

¿Qué opinión tienes de la prensa de las últimas décadas?

 Siento que siempre han existido esfuerzos súper valiosos, como también han surgido  premios a la trayectoria, a los mismos medios alternativos que trabajan con contra agenda. Pero también rescato a los colegas de los medios establecidos y masivos.

Personalmente, tengo la sensación de que durante la última década ha habido una conciencia mayor gracias a las nuevas generaciones que han ido cada vez más comprometiéndose en esta defensa, vienen con ese chip incorporado y creo que es muy sano. Los que fuimos de las décadas anteriores veníamos con ese chip de la democracia tutelada, pero hoy hay más conciencia sobre lo que pasó no solo en la dictadura, sino también de los derechos de las mujeres, de los niños, de las disidencias, de los migrantes, entre otros. Por ende, también es importante mencionarte que dentro de esta premiación habían muchos trabajos de jóvenes que podrían ser mis hijos, lo que es demasiado esperanzador.

 ¿Cuál es el rol del fotoperiodismo en una crisis sociopolítica como el Estallido? 

Con mis colegas de realización del libro tenemos un grupo de Whatsapp, y cuando esto ocurrió sabíamos que había que hacer algo. Cuando empezaron a salir libros, surgió mi idea de defender bajo una selección el retrato de las voces reales sin tanta intervención de quienes estaban siendo protagonistas de La Rebelión de la Dignidad.

Desde este punto, la importancia del fotoperiodismo es desde el cliché, porque una imagen vale más que mil palabras. Nosotros citamos a Susan Sontag, esa radiografía e instante congelado que nos muestra un pedazo de realidad sin mayor intervención ni prestarse a esta reconstrucción que sí o sí hacemos los periodistas, porque la noticia es la representación de la realidad que siempre va a estar cruzada por esa mirada, esa pluma o ese relato subjetivo del ser humano que es tan importante, y el fotoperiodismo es lo más importante para registrar hacia el futuro a las nuevas generaciones y no olvidar.

Creo, además, que el trabajo que hicieron los fotógrafos, los gráficos y los que se arriesgaron a cubrir lo que estaba sucediendo es heroico y digno de admiración.

El surgimiento de La rebelión de la dignidad

Según el equipo, la idea del libro se presentó por el sentimiento común entre periodistas de tener que hacer algo en un contexto de adrenalina y expectación ante las diferentes miradas que habían del estallido desde la prensa y ante los ojos de una sociedad polarizada.

Fabiana propuso hacer algo que resaltara la importancia de la imagen como retrato social, considerando que todos tenían experiencia en esa área periodística, y a medida que el proyecto avanzó, se ampliaron las redes de contacto que derivaron en 43 fotógrafos del país, gráficos y acuerdos notariales que cedieron derechos, sumando voluntades en pos del beneficio a Fabiola Campillai.  

¿Cómo fue el proceso creativo y qué mirada quisieron aportar en la edición del libro?

Uno de los temas más importantes fueron los capítulos y su selección entre más de 4 mil fotos, ver cómo esto contaba una historia desde edición con tres periodistas. Había capítulos que tenían que ver con los saqueos, la primera línea, los carteles, los héroes como Bomberos o Cruz Roja. En el fondo, queríamos retratar el estallido social desde 360 grados y no caer solo en la romantización de lo que fue este proceso, porque también hubo gente que perdió su fuente laboral, así que al final hicimos esta cena de año nuevo como capítulo para generar esperanza de despertar a un Chile que fuera mejor.

Fue un proceso extenso, donde también destaco las figuras de los otros editores, Manuel Délano y Karen Trajtemberg; la de Camilo Pérez, productor que nos ayudaba a encontrar el origen de las fotografías mediante investigación periodística en redes sociales, que también les contaba el proyecto a los autores de estas y conseguía sus firmas notariales, por eso fue tan lindo cuando este proyecto salió a la luz, pese a que fue online en octubre del año pasado.

Pensamos en algún momento que esto no iba a salir, pero Catalonia y nosotros creíamos en la importancia de hacer este libro de manera holística e integral, con una visión editorial y con textos breves pero necesarios. Además, estuvieron muchos colegas que engalanaron el lanzamiento del libro y, al año después, encontrarnos en la premiación fue muy gratificante y bonito desde el alma.

¿Cuál fue su motivación para donar lo recaudado a Fabiola Campillai? ¿Qué representa para ustedes su elección senatorial? 

 Pensamos en ella porque es mujer, iba a trabajar y estaba en el lugar en el momento erróneo, pero nadie tiene derecho a que le quiten los tres sentidos. Sentíamos que ella era el icono y así lo demostró la historia y la elección que tuvo como primera mayoría nacional.

Surgió desde la idea de pensar que nadie podía no ir a trabajar tranquilo, eso no podía suceder. Sentimos que tenía que ser ella a quien donáramos las eventuales ganancias que pudiera tener el libro, así que estábamos muy dispuestos a ceder los derechos. Lo bonito fue encontrarnos con una editorial que nos apoyó, como lo fue Catalonia, que decidió también ceder las ganancias, y nos encontramos con 18 colegas de Arica a Punta Arenas que también estuvieron dispuestos a hacer lo mismo, entonces el premio fue el broche de oro, porque se construyó desde el compromiso, el amor y la gratuidad. 

¿Qué significa para ustedes este reconocimiento dentro del contexto político que vive Chile?

Siento que tiene que ver con la forma de sentirnos honrados, de ser reconocidos inesperadamente y con mucha humildad. Hay una enorme gratitud hacia el jurado donde estuvo Alejandra Matus, el director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, el presidente del Colegio de Periodistas, por mencionar algunos, y damos nuestra gratitud eterna hacia un jurado súper reputado y exigente. 

Desde el punto de vista del proceso de lo que se está viviendo, tomo parte de lo que dijo el presidente electo, Gabriel Boric, del derecho irrestricto a los derechos humanos, porque creo que hacer estos ejercicios periodísticos de visibilizar el tema de los DDHH en democracia es clave para entender que muchas veces se siguen violando en pleno siglo XXI, pese a que uno tiene en mente los horrores de la dictadura como la forma oficial de cometer abusos. Aquí es donde entra el papel de la prensa vigilante que nos recuerda la necesidad de una democracia sana y libre que garantice esa defensa y supervisión para que nunca sean pasados a llevar, por lo que debiera ser un ejercicio cotidiano desde donde se esté.

Rescato mucho el trabajo de la prensa alternativa, de quienes están por circuitos que no son parte de los grandes medios, pero también a quienes hacen esfuerzos desde adentro, como TVN, The Clinic, Chilevisión, Telesur. Destaco tanto a estos colegas que visibilizan el respeto, la vigilancia y que hacen costumbre la dignidad y la visibilización del periodismo y de los DDHH.

¿Qué mensaje le darías a las nuevas generaciones de periodistas y a los estudiantes que se están titulando en un contexto de cambios y crisis sociopolíticas? 

Siempre le hablo mucho a mis alumnos, y lo que les digo es que tienen que ser la voz de los que no la tienen y fiscalizar el poder. A las futuras generaciones: nunca pueden desentenderse, independiente de donde trabajen, porque algunos van a trabajar en instituciones o empresas, del rol social que nos corresponde y que debemos a la sociedad y a las audiencias.

Siempre es valiente estudiar periodismo, porque es un sí a la verdad, al compromiso, por lo que siempre trato de transmitirle a los colegas en formación que se la crean, que se empoderen en esta carrera maravillosa, porque un día nunca es igual a otro y siempre surgirán nuevos desafíos a los que hay que responder con más compromiso y rigurosidad, desde luego que siempre con amor.

 

Por Moira Castillo
Vinculación con el Medio