“No se queden en su zona de confort, aprovechen al máximo el tiempo”, Marcela Urtubia a raíz de su intercambio a Estados Unidos

En esta entrevista nos cuenta más acerca de su proceso de postulación y la experiencia de vivir y estudiar en otro país.

Marcela, ¿de dónde sale esta idea de realizar el intercambio y cuál fue tu motivación para realizarlo?

La verdad siempre fue una idea que tuve presente desde el colegio, ya que hubo un periodo de mi vida en que con mi familia vivimos en el extranjero y siempre estuvo esa intención de que pudiera estudiar afuera y todo eso, pero simplemente no me fue factible en ese entonces. Sin embargo, retomé la posibilidad cuando comencé a ver estos correos del Programa de Movilidad de manera muy constante en mi segundo año de carrera, casi que los veía cada semana, los cuales te invitaban a realizar intercambios y, simplemente, no resistí la curiosidad de indagar un poco más. Así que yo creo que desde ahí empezó todo esto. El poder tomar la oportunidad cuando se tiene. Y comencé a ver que, si bien habían varios requisitos en la postulación, no eran inalcanzables. ¿Qué perdía con intentar?.

Y mi motivación principal para realizar mi intercambio; primero, fue el tema de poder salir de mi zona de confort y cambiar un poco el switch de estar tan encerrada por la pandemia (justo me fui cuando se retomó la presencialidad); además, de poder mejorar mi segundo idioma, el inglés; y desafiarme a mi misma, en el sentido de desarrollo de personaje, sinceramente.

¿Cómo fue el proceso de seleccionar la universidad a la que querías ir?

Fue un proceso bastante sencillo porque decidí irme a través de un convenio bilateral que mantenía la PUCV con universidades de Estados Unidos. Y habían como unas 4 opciones que me permitían completar casi todos los ramos del semestre. Además, creí que tomar el convenio era la mejor manera dado que nuestra misma universidad te daba el contacto de los coordinadores de la institución de destino, por lo que después de la preselección y todo eso, ya podías hablar e intercambiar documentos con ellos directamente y el precio que debía pagar por estadía y lo demás era muchísimo menor. A diferencia de cuando te vas con ISEP u otra corporación, en la que debes pagar por buscar universidades y postular, lo que encontré muy engorroso y poco económico. La única ventaja es que puedes postular a instituciones más conocidas o de mayor prestigio como Harvard o Yale, por ejemplo. Pero a mí no me importaba tanto eso porque sabía que, independiente del lugar, iba a practicar mi inglés igual y, por lo que había investigado, la Escuela de Comunicaciones de High Point University es considerada como una de las mejores de la zona sur del país. Así que me sentí feliz igual.

Lo más complicado es la parte del papeleo, ya que, al menos en las instituciones educativas de Estados Unidos te piden vacunas, temas médicos y otros papeles de sustento económico. Que no voy a mentir, sí fue bastante estresante de reunir. Pero una vez teniendo las cosas que te solicitan, el proceso se hace mucho más expedito.

¿Cómo crees que esta experiencia influirá en tu formación académica?

Creo que esta experiencia me dejó muchísimo. Yo diría que incluso más como persona que como profesional. Porque comencé a hacerme partícipe de cosas extra programáticas que nunca imaginé hacer en algún momento de mi vida. Pero de forma académica, aprendí las diferencias del periodismo norteamericano con el nuestro, pero también me di cuenta que muchas cosas que hacemos aquí tenían su raíz en la historia de la prensa de ese país y en la forma de hacer noticia allá, exceptuando las diferencias culturales, por supuesto. Por ejemplo, en un ramo de audiovisual, tuvimos que hacer un “reel”, como estilo de presentación de reportero, casi como vendiendo tu estilo de presentar noticias al canal en el que querías trabajar, y eso fue algo que no había visto antes.
Además, creo que una de mis mayores dificultades fue presentar múltiples veces frente a todos en un idioma que no era el mío, creo que eso fue como volver a trabajar mis habilidades oratorias y de pánico escénico. Sin embargo, todo eso fue bastante interesante de experimentar. Creo que esta experiencia también me reafirmó el interés que venía teniendo por comunicación estratégica, ya que en ese ramo aprendí muchísimo y me dio otra perspectiva de ese campo laboral en lo internacional.

Así que yo creo que de todas maneras crecí y me desarrollé en áreas que quizás no había indagado antes y que, probablemente, sí o sí me sirvan en el futuro.

¿Qué cosas destacas y/o resaltas de tu experiencia estudiando en el extranjero?

Destaco el crecimiento espiritual que tuve ya que dentro de la misma universidad existía una comunidad cristiana muy unida y maravillosa. Asimismo, todas las amistades que formé y todas las personas de casi todos los rincones del mundo que conocí, me permitió tener una riqueza intercultural increíble. También destaco el desarrollo como persona en el sentido de madurar y saber lo que es ser más independiente, con todo lo que eso significa (administrar dinero, hacerte de comer, ordenar tus tiempos y quehaceres, etc.).

Además de destacar el desafío que representa para una persona el estar alejada de su familia, amigos, mascotas y todo lo que a veces te da ese espacio íntimo y cómodo que todos necesitamos de vez en vez, por lo que sobrellevar ese tipo de situaciones, darle un giro, y saber salir adelante igual, son situaciones que de verdad te hacen crecer y notar que las cosas más sencillas que tienes en la vida, son las más valiosas.

¿Qué fue lo más complicado durante este periodo lejos de Chile?

Lo más complicado fue estar lejos de mi familia y viajar por diferentes lugares deseando que ellos pudieran ver lo lindo y distinto de todo lo que yo veía o experimentaba.

Lo otro es haberme dado cuenta que no es el lugar, son las personas.

¿Cuál sería tu consejo para quien está pensando en irse de intercambio?

Mi consejo es que siempre consulten con alguien que ya se ha ido de intercambio al país y/o universidad que eligieron. Eso les facilitará y despejará demasiadas dudas, ya sea de trámites como de la cultura y, sobre todo, de qué esperar una vez estando allá.

Algo muy importante que destaco es que si quieren irse de intercambio, particularmente, a Estados Unidos, les aconsejo que vayan a una ciudad grande. Puesto que el transporte público y todo tipo de atracciones serán mucho más accesibles que irse a una ciudad pequeña. Definitivamente porque el país de por sí es auto-centrista, así que muchas veces el no tener auto complica las cosas y obviamente los gastos.

Lo otro es que no se queden en su zona de confort, aprovechen al máximo el tiempo. Hagan amigos de todas partes, salgan y viajen todo lo que puedan. Cuando estás solo/a en un país que no conoces lo mejor que puedes hacer es tener personas que te acompañen y que hagan de tus días toda una aventura. ¡Van a ser tus mejores momentos! Empápense de la cultura en la que están, eso les permitirá tener una visión distinta de las cosas y obtener mayores conocimientos.